La oratoria, una asignatura pendiente, una enorme oportunidad
Si algo nos hace humanos es la capacidad de comunicarnos de la manera en que solos el Homo sapiens puede hacerlo: en profundidad, de un modo trascendente, complejo, único. El resto de animales se comunican, y también se comunican árboles y hongos con su entorno, pero ningún tipo de comunicación biológica dispone de un abanico tan amplio de formas de transmitir la información. Piénsalo: de un llanto a un poema, pasando por unas instrucciones muy precisas, una canción, una arenga, un tweet, doble sentido, una ironía, un sarcasmo, una confesión, una retransmisión deportiva, un cuento a un niño, un discurso, la narración de una experiencia o una verdad propia que escucharán y verán miles o millones de personas en una plataforma como YouTube. La venta de un servicio o de un valor en una reunión clave para una empresa. Hablemos pues, de la importancia de la oratoria.
Asertividad, empatía, astucia, intuición, lenguaje no verbal, convicción, ritmo, emoción, apelación a los sentimientos del otro. La comunicación humana se mueve en una sorprendente cantidad de registros: quien los domina se convierte en una persona prominente en cualquier ámbito o situación. Es así: tendemos a respetar de forma instintiva a quien sabe transmitir con talento su realidad.
En la era de las redes sociales y lo audiovisual, esto es especialmente relevante, por la capacidad que tiene un mensaje de expandir su influencia a lo largo y ancho de internet. La oratoria de los chamanes de la antigüedad, la auténtica clave de su poder, ha vuelto con fuerza en los albores del tercer milenio. Tanto es así que vivimos en una época en que el género pujante es el podcast, y en el que existe un gran negocio en torno a los audiolibros. ¿Quién dijo que la radio había muerto?
YouTube ha dado fama global a las charlas TED. Todos los meses hay eventos de tipo PechaKucha (veinte diapositivas mostradas durante veinte segundos cada una, un total seis minutos y cuarenta segundos de exposición) en tu ciudad.
Ambos fenómenos comparten las mismas características: la transmisión de información de un modo acorde a la época de lo instantáneo. TED apuesta por la experiencia personal y la emoción sugestiva, PechaKucha por la concisión sin demasiados artificios. Un formato y el otro requieren saber lo que se quiere decir, y lo más importante, cómo decirlo.
La oratoria es fundamental para defender cualquier proyecto, sin embargo, en España no la hemos trabajado lo suficiente en las últimas décadas. Es sobre todo ahora cuando los planes educativos están apostando por la exposición en público continuada de los trabajos realizados en las aulas. Porque si sabes comunicar, tienes una gran ventaja a todos los niveles. El problema es que en muchas ocasiones nos cuesta hablar en público. Sentimos miedo, inseguridad, nervios.
¿Cómo podemos ponerle remedio?
A continuación vamos a ofrecerte unas claves que te ayudarán a exponer tus ideas ante la gente, ya sea ante compañeros de trabajo, en una negociación, o ante una audiencia de colegas del sector. Toma nota: te serán de gran utilidad.
Prepara una buena presentación
Parece obvio, pero, ¿sabes realmente preparar un buen pase de diapositivas? Las presentaciones no deben contener demasiada información: su función es la de ser una percha en la que sostener tu discurso. En ellas tienes que reflejar ideas, datos impactantes, cifras relevantes: la presentación tiene que ser un gancho para atrapar la curiosidad de tus oyentes. Un buen diseño, por supuesto, es esencial.
Diseña una buena presentación con una estructura que involucre a quien la está siguiendo. Puede funcionar como un relato: introducción, nudo, desenlace. A los seres humanos nos encantan las historias, nos resultan familiares y nos ayudan a identificarnos con unos hechos. Plantea tu presentación para que despierte la curiosidad del público. Finalízala con una idea evocadora.
Pregunta
Las preguntas despiertan la curiosidad inherente al ser humano. Cuando nos hacen una pregunta, nuestro cerebro busca darle respuesta. Es como un juego para nosotros. Comenzar tu presentación con una pregunta puede ser una buena idea. Las curiosidades surten un efecto parecido. Nos encantan las curiosidades, y nos estimulan las preguntas. No abuses de este recurso, haz uso de él con inteligencia. En función de en qué contexto te encuentres, una pregunta puede ser también un gran final para una exposición.
Apela a la persona
El factor humano es imprescindible. Incluso en una exposición técnica de unos hechos muy concretos. Es evidente que dependiendo de la finalidad de la presentación, el tono será uno u otro. Comunicar una crisis a un comité no es lo mismo que narrar un caso de éxito en una charla TED, pero no olvides que somos seres humanos, y que en el fondo, lo que subyace a cualquier transmisión de comunicación, es en esencia lo mismo.
La persuasión actúa en diferentes intensidades, pero siempre está ahí. Lo mismo ocurre con la presencia del orador. Apelar a la persona, a lo humano, buscar la empatía, comprender a la persona que tenemos enfrente y lograr que nos comprenda en un plano, de nuevo, humano, marca la diferencia. Y si hablamos de vender, qué duda cabe: saber tocar las emociones del otro con nuestras palabras, entender sus necesidades, despertar su afinidad e incluso su simpatía, es la llave del éxito.
Mira a los ojos
La cara es el espejo del alma, como se suele decir. No puedes exponer mirando al suelo, a tus zapatos o a la pantalla donde se proyecta una presentación. A los seres humanos nos genera confianza (o admiración) una mirada a los ojos natural acompañada de una sonrisa amable. Nada de exagerar, no fuerces: lo importante es que se nos perciba como personas confiables.
Ten muy claro lo que quieres decir
Cuando tienes muy claro lo que quieres decir, puedes incluso permitirte improvisar. Pero las improvisaciones en el caso de presentaciones se sustentan sobre la base de un discurso estructurado y practicado. Cuanto mejor lleves preparada tu intervención, tu presentación, más fácil resultará todo: no dependerás de lo que ponga en tu presentación, sino que te apoyarás en ella para darle otra dimensión a tu mensaje. Podrás mirar a los ojos y sonreír. Podrás moverte con libertad. Comunicar con tu gestualidad. A la hora de hablar en público, como en todo, se cumple aquella máxima que dice que la práctica hace al maestro.
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