Hoy en día, es probable que muchos profesionales en el sector de la arquitectura se realicen esta pregunta. No tiene una respuesta clara ni universal para todos ellos, así como tampoco dispone de soluciones generales o internacionales. No obstante, desde .Archiff sí que consideramos cuáles son las claves que todo estudio debería seguir si su prioridad es no disiparse en los próximos años. Por tanto, ¿Por qué mi estudio no crece?.
Estamos rodeados de avances y tecnologías que alteran el funcionamiento que entendemos como “natural” de nuestros oficios. Lo cierto es que la arquitectura podemos entenderla más que, como una profesión que puede ejercer aquel que dedique cuatro años de su vida a formarse en la universidad, como un fenómeno que ha marcado a muchas ciudades. Es decir, existen regiones o países sellados por sus monolitos y su construcción arquitectónica.
Podemos distinguir fácilmente Berlín y su Muro destruido en 1989; Nueva York con sus Torres Gemelas, también abatidas en 2001; Roma y sus templos del Imperio; Atenas y los panteones; y un sinfín de estructuras más.
Ninguno de los artistas que construyó estos monumentos existe actualmente, pero no por ello han dejado de cobrar la importancia que tuvieron. Todos ellos forman parte de la historia de esas ciudades. Sin embargo, algo está cambiando. Ni el arquitecto puede trabajar del mismo modo que lo hacía, ni el consumidor ni el mercado son los mismos que eran anteriormente. Como bien damos por supuesto, todo evoluciona y sufre constantes alteraciones. Los estudios crecen si nosotros, como empresa, lo hacemos también.
Las tendencias que caracterizan la arquitectura del nuevo siglo
Si algo nos diferencia del siglo anterior es, en primer lugar, el afán por mantenerse constantemente informado de las tendencias, y, en segundo lugar, la constante diferenciación con el resto de competidores del mismo campo -aunque, en muchas ocasiones, se vuelve una distinción forzosa y mínimamente natural.
Existen varios factores que todo arquitecto debe tener en cuenta al realizar un proyecto. Entre ellos destacan fundamentalmente la incorporación de los avances tecnológicos, y en no realizar cualquier movimiento que pueda dañar al entorno natural. Al parecer, vivimos en un mundo en el que cobran más importancia las nuevas ciencias y técnicas, que la proximidad con aquel que va a recibir o visitar el producto final.
La célebre frase “menos es más”
Simplicidad y poca ornamentación. Estas son las claves principales de los diseños actuales. La creatividad no se deja de lado, sino que se emplea de forma distinta dejando ver espacios futuristas que transmitan originalidad y, a la vez, cercanía. Lo más importante es la comunidad y todo lo que ella envuelve. Es crucial que el cliente pueda sentirse acogido y cómodo.
Las líneas y transparencias
Aparentemente, las líneas rectas y los espacios abiertos son una tendencia que deja ver cuál es el espacio construido y le otorga un aspecto más iluminado y simple.
La ética ambiental
Las energías renovables han dado a luz a nuevos conceptos que se han viralizado entre la sociedad y los consumidores, como son “Powerhouse” o “Zero Energy”.
Errores más comunes que estancan a un arquitecto
En esta sociedad, la fama y el éxito son ciertamente limitados, puesto que un arquitecto de moda es probable que dure una media de cinco años, y una vez transcurrido ese tiempo, pasa a formar parte del recuerdo -o, en ocasiones, ni siquiera eso-.
Son relativamente comunes las inadvertencias que causan la pérdida de renombre y notoriedad entre los profesionales del sector.
Amplia formación, pero escasa experiencia en el sector, y viceversa
En especial los nuevos arquitectos pecan de no poseer experiencia laboral, aunque disponen -la gran mayoría- de mucha formación en escuelas de diseño y arquitectura, universidades… Sin embargo, este hecho sucede a la inversa, es decir, en aquellos conocidos como “vieja escuela” o con cierta madurez profesional. Ellos gozan de veteranía, pero no de tanta formación. Con el paso de los años se ha establecido como criterio que es mejor en su trabajo aquel que pasa su vida estudiando, que aquel que ha pasado los mismos años ya trabajando.
Problemática en la toma de decisiones
Somos conscientes de que puede parecer irónico, pero estos errores habituales forman parte de un ciclo. Si nunca antes hemos tomado resoluciones importantes, llegará el momento en el que debamos hacerlo por primera vez y no sepamos cómo se ha de gestionar, de forma que nos podamos llegar a bloquear y decidamos delegar en alguien que sí sepa hacerlo.
Cantidad de competidores próximos
Cada vez son más los competidores que abarcan el mismo terreno que nosotros. Es por ello que el límite de diferenciación entre unos estudios de arquitectura y otros está muy difuso. Es complejo adoptar una Responsabilidad Social Corporativa que determine cuál es el propósito de tu empresa. Pero es todavía más complicado que nuestros clientes tengan en sus mentes la visión que nosotros hemos querido transmitir.
Capacidad para cumplir órdenes, pero no para darlas
No son pocos los jóvenes a los que les aterra la figura de líder. Bien porque no se ven capacitados, o bien porque prefieren confiar o encomendar esta tarea a otros cargos del estudio.
En los grados universitarios o en los cursos formativos nadie enseña cómo se lidera un equipo amplio de trabajadores, o ni siquiera cómo se gestiona tu propio estudio. Por ello, la cantidad de graduados que terminan la universidad sin ganas de tener responsabilidad en las empresas o simplemente en las decisiones que se toman, es cada vez mayor.
La miopía del marketing. El concepto que hay que evitar a toda costa
Es muy posible que este tópico no forme parte de los aspectos a tener en cuenta en tu propio estudio de arquitectura, pero es fundamental no recaer en él.
Este término se denomina cuando una empresa/marca queda atascada y no consigue ver más allá los cambios que se producen alrededor de ella. Es decir, carece de la visión necesaria para ir más allá teniendo en cuenta que los consumidores van progresando a lo largo de los tiempos. En la mayoría de casos, esto sucede cuando una empresa encauza su marca a las características propias de los productos, y no al hecho de cubrir las necesidades de los clientes.
Un claro ejemplo podría ser centrarse en el precio de nuestro producto y rechazar las cualidades que le diferencian o con las que podría competir contra el resto.
Es por ello que, aunque no sea fácil, debemos saber adaptarnos a los cambios y ajustar nuestro estudio a cualquier variable. Es el único modo que hay para avanzar y no quedarse atrás. Siempre y cuando nuestra imagen de marca no se vea alterada.
Podrás encontrar más información en nuestro máster. clica aquí.